Rincón del Conocimiento

Los nanotubos de carbono son capaces de camuflar objetos en tres dimensiones. Lo acaba de demostrar un grupo de científicos de la Universidad de Michigan (EEUU) al lograr que un relieve microscópico con forma de tanque fuera invisible para un microscopio y tuviera la apariencia de una lámina negra. Los nanotubos de carbono (Carbon Nanotubes, CNTs) absorben la luz incidente y hacen invisible la estructura al ocultarla por completo. Los detalles de la investigación se publican esta semana en la revista 'Applied Physics Letter'. 

Los nanotubos de carbono son estructuras extremadamente resistentes con un grosor de un átomo (como una lámina de grafito enrollada).Fueron descubiertos en Japón en 1991 y poco a poco han ido siendo incorporados a un gran número de aplicaciones tecnológicas, ya que figuran entre los materiales más resistentes que se conocen.

Fases del experimento que logró ocultar un relieve tridimensional de silicio. | Applied Physics Letters

Son ligeros, porosos y huecos, y tienen una alta resistencia mecánica. Sus propiedades lo convierten en un material muy adecuado para reforzar la estructura de materiales y desarrollar 'composites' de gran elasticidad y resistencia pero con poco peso. Por ejemplo, las raquetas de tenis de última generación los incorporan para lograr una estructura mucho más resistente y ligera.Los científicos de Michigan, sin embargo, se han centrado ahora en otra de sus propiedades únicas (su bajo índice de refracción de la luz) para lograr esta nueva aplicación.El índice de refracción de un material es una medida que indica la reducción de la velocidad de la luz al propagarse por ese material. 

Los 'bosques' de nanotubos de carbono tienen una densidad muy baja y un bajo índice de refracción, muy parecido al del aire.Los investigadores de Michigan utilizaron esta propiedad para ocultar un objeto. El experimento consistó en fabricar con silicio una imagen tridimensional de un tanque. Cuando la imagen era iluminada con luz blanca se podían ver los contornos del tanque. 

Sin embargo, tras colocar encima de la figura un 'bosque' de nanotubos de carbono la luz era absorbida por este abrigo, de modo que sólo podía observarse una lámina negra.Debido a que los CNTs absorben la luz en lugar de dispersarla, los recubrimientos fabricados con este material pueden ocultar un objeto en un fondo oscuro, como el espacio profundo.
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Científicos de EEUU y Finlandia han desarrollado unas lentes de contacto en las que es posible proyectar imágenes. De momento el dispositivo sólo contiene un píxel y ha sido probado exclusivamente en animales, aunque sus creadores lo consideran un primer paso en el camino para conseguir transmitir información en tiempo real directamente a nuestro campo visual sin necesidad de cables. Las características de estas lentillas, diseñadas por investigadores de la Universidad de Washington (EEUU) y de Aalto (Finlandia), se recogen esta semana en 'Journal Of Micromechanics and Microengineering'.

Lo que los científicos pretenden con este invento es un sistema de visión parecido al del ciborg 'Terminator', el personaje de ciencia ficción protagonizado por Arnold Schwarzenegger. Según aseguran, cuando el sistema esté desarrollado, los usuarios de estas lentillas podrán leer textos y ver imágenes como si tuvieran una pantalla de ordenador en sus ojos, sin cables de por medio. Por ejemplo, cuando las lentillas contengan cientos de píxeles podrán ser utilizadas para leer correos electrónicos cortos o breves textos, que serán proyectados directamente en los ojos.

Se probaron en un conejo vivo
Por primera vez estas lentillas han sido probadas en los ojos de un ser vivo para evaluar posibles efectos nocivos para la vista. Los investigadores utilizaron un conejo vivo y, según aseguran en este estudio, las pruebas a las que lo sometieron muestran que las lentillas no produjeron ningún daño ni en la córnea ni en ninguna zona del ojo. Además, añadieron un tinte fluorescente para comprobar si las lentillas le habían causado algún tipo de abrasión, sin que detectaran ninguna anomalía. En el estudio subrayan que estas pruebas se realizaron siguiendo escrupulosamente las normas que regulan el trato que los animales deben recibir durante los ensayos en laboratorio.

A pesar de los resultados positivos de estas pruebas, habrá que realizar muchas otras antes de garantizar que estas lentillas no suponen ningún riesgo para los humanos. De hecho, en la fabricación de circuitos eléctricos se utilizan materiales y productos que podrían resultar tóxicos.

El dispositivo está compuesto por una antena que suministra la energía recibida de una fuente externa y por un circuito integrado que almacena esta energía y la transfiere a un chip transparente de zafiro que contiene un único LED (un diodo emisor de luz). Para construir los circuitos usaron capas metálicas extremadamente finas, con un espesor de pocos nanómetros.

Esquema de la lentilla (a), con el chip (1), el circuito eléctrico (2), la antena (3), un polímero transparente (5) y la imagen proyectada (6); Detalle de un chip con LED con 100 píxeles (b); ampliación de un píxel (c). | IOP Publishing | Journal of Micromechanics and Microengineering

Uno de los principales obstáculos que hubo que resolver fue lograr que el ojo percibiera la información proyectada con nitidez. En el ojo humano la distancia focal mínima es de varios centímetros, por lo que los textos proyectados en las lentes probablemente aparecerían borrosos. Para evitarlo, incorporaron un juego de lentes Fresnel en el dispositivo para enfocar la imagen proyectada en la retina. Bautizadas así en honor a su creador, Augustin Fresnel, estas lentes de gran apertura y una corta distancia focal son mucho más delgadas que las convencionales.

Los científicos se centrarán ahora en introducir las mejoras necesarias para conseguir dispositivos más funcionales, de alta resolución y a los que se les pueda suministrar energía remotamente. Su próximo objetivo será incorporar a la lentilla un texto.
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Se ha conseguido determinar el número de posibles decisiones que una célula individual puede tomar después de recibir información de su entorno, y, en esencia, son sólo dos. Sin embargo, conforme aumenta el número de células que trabajan juntas, también lo hace la capacidad de decisión del grupo. El estudio pionero en el que se ha hecho este hallazgo combina las matemáticas con experimentos en células vivas, para traducir el funcionamiento interno de la toma de decisiones de la célula en un lenguaje matemático universal, permitiendo que el procesamiento de información en las células sea comparado con el procesamiento de datos que tiene lugar en los ordenadores.

Esta nueva y llamativa investigación también demuestra por qué es ventajosa para las células la estrategia de cooperar entre ellas: Al formar parte de organismos multicelulares, logran superar su limitada capacidad de toma de decisiones. Cada célula interpreta una señal proveniente del entorno de una manera diferente. Pero si muchas células actúan juntas, generando así una respuesta colectiva, el resultado puede eliminar las diferencias en la interpretación de la señal, en tanto que refuerza los rasgos comunes de las respuestas. Un bit de información representa dos opciones: sí o no, encendido o apagado, o uno o cero en código binario, utilizado por los programas informáticos. Dos bits duplica la cantidad de opciones a cuatro, y así sucesivamente para cada bit agregado.

A fin de determinar cuántos bits de información tiene una célula para cada decisión, el equipo de Andre Levchenko, del Instituto Johns Hopkins para Ingeniería Celular, tuvo que medir una decisión biológica real en progreso. Los investigadores decidieron examinar los efectos de un conocido estimulante celular, una proteína llamada TNF, responsable de la activación de la respuesta inflamatoria en el cuerpo. Cuando las células detectan TNF en su superficie, transmiten un mensaje que envía una proteína mensajera al núcleo para activar los genes de la inflamación.

Conexión sináptica neuronal. (Ilustración: NIMH)
Los investigadores administraron distintas cantidades de TNF a células de ratón en placas de Petri, y luego determinaron si el mensajero llegó al núcleo. Acoplaron al mensajero un marcador luminoso, de modo que cuanto más grande fuese la cantidad de mensajero presente en el núcleo, más brillante se viera éste bajo el microscopio. Los investigadores utilizaron un programa informático para cuantificar el brillo del núcleo después de la adición de TNF, con lo que pudieron calcular que la respuesta de una sola célula era de 0,92 bits de información, lo que, esencialmente, permite dos decisiones posibles.

Los investigadores también examinaron la idea de que las células podrían responder colectivamente a estímulos para tomar decisiones en conjunto. Volvieron a cuantificar el brillo del núcleo en respuesta a la TNF, pero esta vez examinaron grupos de células. Encontraron que grupos de tan pocas células como 14 podían producir 1,8 bits de información, correspondientes a entre 3 y 4 diferentes decisiones posibles para el grupo. El hecho de que grupos de células puedan tomar más decisiones que células aisladas explicaría por qué ser multicelular es una opción provechosa en el mundo animal, y por qué las células a veces pueden lograr mucho más si trabajan juntas que si lo hacen por separado.
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Esquema geológico del occidente de Europa.

La península Ibérica, que entonces ocupaba el centro de Pangea -el único continente terrestre de la época- recibió un traje nuevo geológico hace entre 310 y 290 millones de años, debido al movimiento de placas tectónicas. Se modificaron la geología exterior e interior de la península, cuando los movimientos dieron lugar a la destrucción del manto litosférico existente hasta ese momento, situado entre 30 kilómetros y 150 kilómetros de profundidad, y la formación de uno nuevo, el actual.

Esta reconstrucción, la resolución de un complicado rompecabezas, de la historia geológica de la península Ibérica la han hecho científicos de la Universidad de Salamanca, la Universidad Complutense de Madrid, la STFX de Canadá y la Bryn Mawr de Filadelfia y se publica en la revista Geology.

Durante dos años y medio los científicos muestrearon rocas volcánicas, representativas de haber sido originadas en el manto, antes y después de los 310 y 290 millones de años, que afloran en algunos puntos peninsulares. Partiendo de esas rocas, y haciendo análisis geoquímicos específicos, han conseguido probar que el manto que tenía la península Ibérica antes de hace 300 millones de años se formó hace 1.000 millones de años. Por el contrario, el manto que existe actualmente tiene una edad de 290 millones de años. Prueba así este grupo de investigadores que hace 290 millones de años "hubo un reemplazamiento total o casi total del manto", en palabras de Gabriel Gutiérrez Alonso, de la Universidad de Salamanca.

Así se ""acaba con algunas discusiones, como cuándo y cómo se formó la cadena montañosa conocida como Arco ibero-armoricano, o el origen de la gran cantidad de rocas volcánicas, de granitos y de mineralizaciones asociadas que son la base de la minería metálica del noroeste de la península Ibérica".
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El fin de la existencia es algo consustancial a la naturaleza, en la que todo lo que existe tiene un inicio y un final. Bien lo saben las decenas de «findelmundistas» que, a lo largo de la historia, han aprovechado este saber popular para ponerle fecha  a este supuesto apocalipsis. Pero solo la ciencia puede dar una estimación más o menos fiable. Repasamos todas las opciones, teniendo en cuenta de que ninguna es segura y que todas se basan en suposiciones con mayor o menor porcentaje de probabilidad.

<<Finales que implican la destrucción de la Tierra>>

1. Extinción del universo (dentro de 3.700 millones de años). Un grupo de científicos de la Universidad de California desafía las teorías mayoritariamente aceptadas del universo en expansión y propone que debe haber un término. Los investigadores creen que existe un 50% de posibilidades de que esto ocurra en la fecha antes señalada, según el adelanto de su estudio, publicado recientemente.

2. El Sol se vuelve una estrella gigante roja (en 5.000-6.000 millones de años). La evolución natural de nuestra estrella es que se desprenda de su capa exterior formando una nebulosa, que arrasará con Mercurio, Venus y, muy probablemente, con la Tierra, en un proceso que puede durar unos 600 millones de años. Será entonces una estrella gigante roja. Después, su núcleo se comprimirá hasta volverse una estrella enana blanca y se irá enfriando. Aunque para ese momento ya no existirá nuestro planeta.

3. Un cometa/meteorito se estrella contra el planeta (fecha indeterminada). Numerosos objetos se acercan cada día a la Tierra. Pero la mayoría no llegan a colisionar por ser tan pequeños que se evaporan al contacto con la atmósfera. Sin embargo, parte de la comunidad científica ve como posibilidad que varias de las cinco extinciones masivas del planeta se produjeran por culpa del impacto de un gran meteorito, tanto la de los dinosaurios (hace 65 millones de años) como la del Pérmico, menos popular, pero que acabó con el 90% de las especies hace 250 millones de años.


El impacto de un cometa sería mucho más virulento, aunque también mucho menos probable. El último en acercarse por la Tierra ha sido Elenin, descubierto en diciembre de 2010 y que pasó «cerca» (a 35 millones de kilómetros). Hasta ahora no se ha predicho ninguna fecha de choque de cualquier tipo de objeto estelar, pero la NASA dispone de una lista de posibles impactos de bólidos del espacio y sus riesgos en constante actualización para los más inquietos.

<<Finales con desaparición de la vida en la Tierra>>

4. Cambio climático (los glaciares pueden desaparecer en el 2350, según la ONU). Algunos estudios alertan de que un cambio climático brusco -provocado por el hombre o por la naturaleza- puede romper el delicado equilibrio de la Tierra y elevar las concentraciones de gases tóxicos en la atmósfera, hasta hacerla irrespirable para el ser humano. Incluso algunos autores como James E. Hansen van más allá y aventuran un futuro «efecto invernadero» de dimensiones gigantescas que convierta a nuestro planeta en un lugar inerte como Venus.

5. Ataque alienígena (fecha indeterminada). El encuentro con seres de otros planetas es una posibilidad popularizada por divulgadores como Carl Sagan o Stephen Hawkings, aunque con una probabilidad más bien remota. Más difícil aún es que estos resulten hostiles y que, debido a su superioridad tecnológica, logren aniquilar la vida en la Tierra. Sin embargo, es uno de los finales del mundo más populares en la literatura y el cine.

6. Supervolcán (uno cada 100.000 años). Hace 73.000 años, una gigantesca erupción en la isla de Toba (Sumatra) creó una descomunal nube de cenizas que provocó deforestaciones a miles de kilómetros de su origen y vino acompañada de una edad de hielo «instantánea» que bloqueó los rayos solares y bajó las temperaturas una media de 16ºC en todo el planeta.

«Aparte del impacto de un meteorito, estas supererupciones son el peor de los riesgos ambientales a los que nuestro planeta puede enfrentarse», indica Patricia Gregg, autora de un reciente estudio en el que analiza qué provoca la formación de estos supervolcanes.

7. Ataque robótico (fecha indeterminada). El desarrollo de robots con capacidad para pensar por sí mismos, con más inteligencia que los humanos y posibilidad de autoreplicarse puede ser para muchos autores el inicio de una posible revolución contra sus creadores. Incluso existe un grupo (la Asociación para el Avance de la Inteligencia Artificial) intenta establecer debates sobre los límites a esta autonomía robótica.


El peligro también puede venir de los robots más pequeños, los usados en la nanotecnología, que pueden ser muy beneficiosos pero que, descontrolados o con capacidad de mutar en elementos dañinos para la salud, pueden causar graves daños. En la actualidad, existe un Centro para la Responsabilidad de la Nanotecnología que se preocupa por el control de estos avances tecnológicos y la legislación al respecto se encuentra en constante cambio.

<<Finales que implican solo la desaparición de la Humanidad>>

8. Autodestrucción bélica. Durante la guerra fría se daba por hecho que un conflicto mundial nuclear podría sin duda acabar con la Humanidad, según la doctrina MAD (Mutua Destrucción Asegurada). Hoy, numerosas potencias mundiales disponen de armas nucleares suficientes para destruir completamente la civilización o, al menos, provocar un invierno nuclear en el que sería difícil sobrevivir. Aunque actualmente existen programas de desarme en todo el mundo, numerosas naciones intentan conseguir armas nucleares para asegurar la defensa de sus regímenes. La Universidad de Chicago mantiene activo desde 1947 el llamado Reloj del Apocalipsis, en el que la medianoche marca el final del mundo. Empezó en las 23.53, bajó hasta las 23.43 en 1991 y actualmente se encuentra parado en las 23.54.

9. Pandemia mundial (sin fecha conocida). La Humanidad ha vivido plagas que diezmaron de un modo considerable su población en los siglos VI y XIV. La aparición de una cepa especialmente virulenta de una enfermedad común o la mutación que aumente el contagio de un virus o bacteria puede provocar importantes daños e incluso la extinción.

Durante años también se ha contemplado la posible llegada de un agente patógeno del espacio, Incluso EE.UU. aprobó una ley para establecer un protocolo de actuación ante esta posibilidad. Pero, en la actualidad, la legislación ha sido derogada y no se presta atención a este riesgo.

10. Megatsunami (sin fecha conocida). Puede ser causado por el impacto de un bólido espacial o por movimientos tectónicos y llevar una ola de miles de metros de altura a todo el mundo, como ya sucedió a pequeña escala hace 8.000 años, cuando el volcán Etna causó un tsunami que se llevó por delante toda la civilización existente en las costas del Mediterráneo. Pese que el megatsunami alcanzara gran altura, es muy probable que no consiguiera acabar con la civilización, puesto que sus efectos dependerían de su expansión por los océanos de todo el mundo. Algunos expertos (Pararas-Carayannis, G.) sitúan uno de los posibles puntos generadores de un fenómeno de este tipo en la isla canaria de La Palma, con una ola inicial de un kilómetro de altura, que bajaría hasta los 50 metros a su llegada a las costas de EE.UU.
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No hace falta recurrir a la ficción en Halloween. La ciencia también tiene su lado macabro, historias que siguen produciendo un escalofrío a la luz de la razón. Canibalismo humano, extrañas criaturas que sí existieron, animales que se comportan de forma extraña, rituales para terminar con supuestos vampiros o las experiencias cercanas a la muerte. Aquí recogemos algunas de las últimas investigaciones que se acercan a lo espeluznante.


1- Experiencias cercanas a la muerte

La luz al final de un túnel
Algunos de aquellos que han estado a punto de dejar este mundo o que incluso han pasado por una muerte clínica y han sobrevivido relatan una serie de experiencias comunes. Sentir que el alma abandona el cuerpo, ver pasar toda tu vida ante tus ojos y descubrir una luz cegadora al final de un túnel son algunas de las vivencias más repetidas. La ciencia cree que se trata de una jugarreta del cerebro durante un suceso traumático, en el que está involucrado un funcionamiento anormal de la dopamina y del flujo sanguíneo.

2- El extraño caso de las hormigas zombies
Una hormiga zombi
Pierden el control y la voluntad, su cerebro es «poseído» por completo y, cuando se acercan al lugar al que han sido enviadas, mueren sin remedio. Se comportan como zombies. Investigadores de la Universidad de Pensilvania en Estados Unidos han descubierto en Brasil cuatro especies de hongos del género 'Ophiocordyceps' que infectan a las hormigas y manipulan su comportamiento para obligarlas a dispersar sus esporas y poder reproducirse en los lugares que consideran idóneos. Este singular comportamiento, que parece propio de una película de terror, se describe en la revista digital PLoS ONE.


3- Criaturas que siguen vivas tras ser decapitadas

Ratas
La actividad eléctrica en el cerebro de las ratas se agota alrededor de 17 segundos después de ser decapitadas, según han podido demostrar algunos investigadores. Pero un minuto después, una onda eléctrica lenta y prolongada también puede detectarse en el cerebro de las ratas. Algunos investigadores lo interpretan como una señal de muerte cerebral irreversible, el último coletazo del cerebro. Sin embargo, otros creen que, incluso después de esta última oleada, las células del cerebro podrían ser reanimadas.


4- La llegada del fin del mundo

Impacto de un asteroide
La ciencia tiene un buen abanico de posibles apocalipsis, a cada cual más terrorífico. Entre ellos se encuentra un gran asteroide que impacte contra la Tierra provocando terremotos y tsunamis en todo el mundo, el cambio climático (los glaciares pueden desaparecer en el 2350, según la ONU), la transformación del Sol en una estrella gigante roja -algo que ocurrirá inevitablemente en el futuro- o una supererupción volcánica, por no citar las destrucciones masivas que puede provocar el insaciable belicismo de la humanidad.

5- Canibalismo humano: el hombre que devoraba niños

Restos humanos con marcas de herramientas de piedra
Hace 800.000 años, el hombre de Atapuerca practicaba el canibalismo de forma habitual. No era algo excepcional, fruto de la necesidad por la falta de alimento, ni se produjo de forma aislada por un individuo con extraños hábitos ni se trataba de un exquisitez ritual. Era.... algo normal. Simplemente, la carne humana formaba parte del menú. Aunque esta afición del Homo antecessor, nuestro más antiguo antepasado, a la carne humana ya era conocida, un estudio paleontológico de los restos recogidos en el yacimiento burgalés vino a confirmar las sospechas el pasado año. Las principales víctimas eran niños y adolescentes.

6- La «vampira» de Venecia

El cráneo de la «vampira»
Un equipo de arqueólogos y antropólogos encontró en 2009 en una fosa común de la isla veneciana de Lazzaretto Nuovo el esqueleto de una mujer, víctima de la peste, cuyo cadáver fue profanado por sus coetáneos ante el temor de que regresara de la muerte. El cráneo de la «vampira» tenía un ladrillo en la boca, para que no pudiera morder. En aquella época se creía que la peste era transmitida por vampiros conocidos como los «devoradores de sudarios». Según la leyenda, estos cadáveres reanimados comenzaban a alimentarse de sus propias mortajas, luego chupaban la sangre de los demás muertos, salían de la tumba y atacaban a los vivos. A a luz de la ciencia, los temerosos vecinos confundieron algunos procesos normales del cuerpo (vientre hinchado por la descomposición o un agujero en la mortaja por el efecto corrosivo de los gases y líquidos de la boca) con las señales de un vampiro.    
       
7- Los monstruos que sí existieron

Pliosaurio
El cráneo fosilizado de un «monstruo marino de dimensiones colosales», que vivió en los océanos hace aproximadamente 150 millones de años, apareció hace un par de años en la llamada «Costa Jurásica» del suroeste de Inglaterra. Se trata de un pliosaurio que, según las estimaciones de los científicos, medía entre 10 y 16 metros desde la cabeza hasta la cola y tenía un peso de entre 7 y 12 toneladas, por lo que pudo ser el auténtico «terror de los mares» durante el periodo Jurásico. No es el único animal extraño encontrado en los últimos tiempos. Hace unos meses, la revista Science daba a conocer el descubrimiento en Brasil de parte del cráneo y otros restos de un animal que la ciencia no había descrito jamás. Se trata de una criatura que vivió hace de 260 millones de años, antes incluso de que aparecieran los dinosaurios. Tenía el tamaño de un perro grande, muelas en el paladar y un par de caninos de 12 centímetros que salían de su boca.
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Un asteroide de casi 400 metros de longitud y muchas toneladas de peso pasará cerca de la Tierra hoy martes. La mole se aproximará a nuestro planeta más de lo que lo está la Luna, pero no hay riesgo de que haya un impacto. Así lo aseguran los investigadores del Observatorio de Arecibo (en Puerto Rico), que han estudiado su órbita.

Según sus datos, hasta dentro de 100 años no existe riesgo real de que pueda colisionar con el planeta, lo que causaría un desastre equivalente al de 65.000 bombas atómicas. De hecho, se cree que fue un impacto de este tipo el que acabó con la vida de los dinosaurios y otras muchas especies hace 65 millones de años y la posibilidad de que algo así vuelva ocurrir es uno de los asuntos que más preocupan.

Asteroide 2005 YU55
En este caso, el Asteroide 2005 YU55 ha salido de la lista del programa de detección de asteroides peligrosos de la NASA, donde hay registrados1.200 objetos potencialmente peligrosos, pero aún así será estudiado al detalle por astrónomos de todo el mundo, para conocer a fondo su órbita y poder prever su comportamiento en el futuro. Los expertos aseguran que, si las condiciones atmosféricas lo permiten, podrá verse con unos simples prismáticos o pequeños telescopios desde la Península Ibérica desde el atardecer hasta las 23 horas, aproximadamente. Su velocidad será de unos 28.000 kilómetros por hora.
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La materia oscura (el material invisible que, al parecer, corresponde a la mayor parte de la masa del universo) se percibe por su influencia gravitatoria, pero nunca se la ha podido detectar directamente. No interactúa con la radiación electromagnética. Al no emitirla ni reflejarla como sí lo hace la materia convencional, o atómica, la materia oscura no se puede observar de forma directa mediante las técnicas convencionales de la astronomía.

El efecto gravitatorio de la materia oscura hace que las galaxias giren más rápido de lo esperado. También, el campo gravitatorio de la materia oscura deforma la luz de los objetos que desde la perspectiva visual de la Tierra están ubicados detrás de ella, contribuyendo al llamado "efecto de lente gravitatoria". Midiendo esta clase de fenómenos, los físicos saben que el universo está lleno de este tipo enigmático de materia que no se puede ver.

                                          La Vía Láctea
Las limitaciones actuales deducidas para el abanico posible de propiedades de la materia oscura muestran que la esencia de la materia oscura no puede ser ninguna de las partículas conocidas. La identidad exacta de la materia oscura sigue pues siendo un misterio.

Se barajan varias naturalezas hipotéticas, y una de ellas, que plantea la existencia de diminutos agujeros negros primigenios creados por el Big Bang, podría ser verificable mediante una nueva técnica desarrollada por expertos de las universidades de Princeton y Nueva York, si es que realmente existen esos extraños agujeros negros, y si son lo bastante abundantes como para constituir toda la materia oscura o una parte importante de ella.
La teoría del Big-Bang
Esos miniagujeros negros primigenios tendrían una masa muy pequeña, comparable a la de un asteroide. La formación de un agujero negro de tan poca masa es imposible mediante los procesos estelares que en el universo actual originan agujeros negros a partir de estrellas. Sin embargo, esos miniagujeros no se habrían formado por procesos estelares, sino que habrían sido creados directamente por fenómenos exóticos del Big Bang. Si existen, esos miniagujeros con una masa tan pequeña han de ser muy difíciles de detectar, como es difícil detectar gravitacionalmente a un asteroide.
El tamaño de estos miniagujeros negros sería subatómico, lo que los haría más susceptibles a ser afectados por fenómenos cuánticos. Debido a sus características especiales, en algunos o bastantes aspectos los miniagujeros primigenios se comportarían de manera distinta a como lo hacen los agujeros negros de masas mayores.
Simulación de agujero negro
En el universo actual, los miniagujeros negros primigenios no absorberían estrellas, sino que las atravesarían como un cuchillo pasando a través de un flan. La estrella afectada se recuperaría, pero el paso del agujero negro primigenio a través de ella dejaría huellas que durante algún tiempo serían detectables mediante la técnica ideada por el equipo de Shravan Hanasoge, del Departamento de Geociencias de la Universidad de Princeton, y Michael Kesden del Centro para la Cosmología y la Física de Partículas de la Universidad de Nueva York.

Simulación del paso de un miniagujero negro por un planeta
Estos científicos han preparado simulaciones por ordenador del resultado visible de un miniagujero negro primordial pasando a través de una estrella. Estos agujeros negros, reliquias teóricas del Big Bang, poseerían las propiedades que se le atribuyen a la materia oscura, y constituyen una de las varias identidades posibles que podría tener esa misteriosa materia.

Si los miniagujeros negros primordiales son la materia oscura, la gran cantidad de estrellas en nuestra galaxia (cerca de 100.000 millones) hace que un encuentro entre una de ellas y un miniagujero de esos sea inevitable. Por lo tanto, como la cantidad de telescopios y satélites astronómicos que están escudriñando estrellas lejanas de la Vía Láctea va en aumento, también aumentan las probabilidades de observar los efectos del paso de un miniagujero negro primigenio a través de alguna de las estrellas de nuestra galaxia.
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