Rincón del Conocimiento

La sal contiene varios componentes procedentes del efecto de disolución provocado por la lluvia al caer sobre las rocas, a través de los ríos. Por supuesto, los que tienen más probabilidades de llegar al mar son los más solubles al agua, que son el cloro y el sodio, los componentes básicos de la sal común. Y que representan el 90 % de todos los componentes disueltos en el mar.

El mar contiene 37 gramos de sal en cada litro. Es decir, casi 40 bolsas de kilo, como las se compran el supermercado para cocinar, en cada metro cúbico. Si toda esta concentración se extrajera de los océanos se generaría una capa de sal de unos 45 metros de espesor.


Sin embargo, aunque parece mucho, los cálculos de los índices de escorrentía indican que, a estas alturas, el mar ya debería estar saturado completamente de sal. Y tan muerto como el mar Muerto. ¿Por qué esto no ha ocurrido? ¿Por qué la salinidad del mar permanece estable desde hace más de 200 millones de años?

El ecologista James Lovelock propuso una explicación en su Gaia Hipótesis en los años 1970 según la cual los organismos vivos interactúan con la Tierra de manera que mantienen el planeta en las condiciones adecuadas para la vida. Un exceso de salinidad representa una grave amenaza para la vida marina; Lovelock se preguntó entonces si habría algún organismo que soportara la salinidad de la erosión de la tierra de todo el globo.

Y encontró un candidato: un microbio primitivo causante de la creación de lagunas enormes pero poco profundas de las regiones costeras como Baja California, en donde el calor del sol evapora el agua y hace que se concentre la sal. No está claro si el proceso es lo suficientemente potente como para evitar la saturación del mar, pero al menos aporta una respuesta fascinante a este misterio.

Una explicación más extensa la ofrece la web Fondear:
Cada partícula molecular de sal esta formada por un ión de Cloro y otro de Sodio, y al disolverse en el agua, lo que ocurre es que se separan. De hecho existen otros muchos tipos de iones como los de Calcio, Sulfato, Magnesio, Potasio, o Bicarbonato en proporciones menores. Sólo al evaporarse el agua en las salinas, se vuelven a juntar las parejas de iones para formar la sal tal como la conocemos en los saleros de nuestros comedores. Cada ión tiene su propio equilibrio con la naturaleza. El ión sodio equilibra su aporte por los ríos, con la desaparición debido a la fácil sedimentación del sodio. El ión potasio equilibra su aporte por su absorción con las arcillas del fango marino. El ión calcio es absorbido por los animales para formar sus caparazones y conchas, y que al morir crean un sedimento en los fondos. El ión del cloro es el único que permanece constante en el mar ya que no se intercambia por ningún proceso, pero tampoco es aportado por los ríos a los océanos. Por ello se cree que permanece como tal desde el principio de la historia de la tierra, momento en el que formaba parte de la atmósfera corrosiva que nos envolvía.

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